La indefinición está también detrás de numerosos inmuebles que, en su actualización o reparación, ven desaparecer la pureza de su tipología para pasar a sumar identidades. Es el caso del nuevo Teatro Alameda, levantado por Julia González y Miguel Bretones en Tarifa (Cádiz). Las obras del edificio se paralizaron durante cuatro años y exigieron rehacer el proyecto para integrar los restos de la muralla nazarí que hoy contiene el nuevo inmueble. Con una sala que cuida confort y visibilidad y un vestíbulo que aprovecha los bajos de la grada para dejar entrar a un escaparate social, el nuevo teatro combina vistas al puerto, servicios puestos al día y un cuidado con la memoria del lugar que, sin embargo, no anquilosa la nueva vida del centro.
Realizado por dos millones y medio de euros, con mano de arqueólogo y trazos de urbanista, el teatro tiende un puente entre pasado y futuro y establece un nexo entre las necesidades y las realidades que construyen hoy las arquitecturas más cabales. (Extracto del artículo de El País)
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