miércoles, 26 de diciembre de 2012

SILLA MOMENTO - FEIZ KHODI


Más información en la página de la empresa Metrika donde puede descargarse la ficha técnica y el 3D en Autocad de la silla. También en ésta página podemos ver el proceso de diseño de la silla. 







lunes, 24 de diciembre de 2012

ENTREVISTA A AI WEIWEI

XLSemanal domingo 23 de diciembre de 2012


Es el artista más famoso de China. Y el más temido. Por las autoridades de su país, claro. Fue detenido y estuvo desaparecido durante 81 días por su condición de 'enemigo del Estado'. La presión internacional contribuyó a que lo liberaran, pero vive bajo continua vigilancia. Lo que no impide que siga siendo tan crítico como antes y hable, sin temor a las represalias, del miedo, la moral y la paternidad. Es Weiwei, Sin censura, por Katjia Gloger y Janis Vougioukas.

Sobre la mesa del salón de la casa de Weiwei en Pekín hay unas manivelas de plástico negro. Es material para su próxima obra, dice, son de las ventanillas de los taxis de Pekín. El gobierno ha ordenado desmontarlas. Los servicios de seguridad pretendían de esa manera impedir que se arrojaran octavillas desde los taxis en marcha durante el Congreso del Partido. Evidentemente, Ai Weiwei no ha perdido su gusto por la provocación.

Está hablando con periodistas extranjeros. ¿Qué consecuencias puede tener para usted?
Todas y ninguna. La seguridad del Estado me exhorta a que no haga declaraciones. Y luego dicen que es el Partido del Pueblo, Sí, tiene 8o millones de afiliados... El sistema es muy poderoso. Y se está volviendo todo cada vez más secreto. Están muy nerviosos. Hay fuerzas de seguridad en cada calle, en cada esquina.
En apariencia, ante su puerta solo hay ahora un vehículo de la Policía secreta.
Hay instaladas cámaras de videovigilancia que controlan la entrada. Nos hicieron llegar una serie de instrucciones antes del Congreso del Partido, muy detalladas. Trajeron también brazaletes rojos. Nos dijeron que teníamos que ponérnoslos. Así que lo hice.
Y colgó vídeos de ello en internet, como una performance artística. Su microblog fue cancelado al instante.
Poco después llamó a la puerta la Policía secreta. Los agentes estaban muy nerviosos. Me pidieron que lo dejara. «Por favor, Weiwei, no se pille los dedos. ¡Por favor, Weiwei, déjelo ya!».
¿La Policía secreta llamó a su puerta para pedirle educadamente que parara?
Es gente muy educada y cortés. Todos tienen miedo.
¿Hasta qué punto tiene miedo usted? El año pasado lo arrestaron. Estuvo desaparecido durante 81 días.
Y quizá aquello expulsó de mí el miedo. En cualquier caso, no hay demasiadas cosas con las que puedan intentar asustarme. Lo que estoy es cansado. Muy cansado.
«No cooperaré», escribió en su blog. «Si tenéis que venir, traed vuestros instrumentos de tortura». Suena muy valiente.
Mis actos no son de heroísmo. Digo lo que tengo que decir. Aunque no haya en China nadie que pueda escucharme,
¿Cuánto tiempo puede una persona aguantar eso, hablar sin que la escuchen?
En realidad no es tan grave. En mi país estamos muy acostumbrados a ello. Las personas que consiguen atraer la atención se ponen en peligro. Lo único que deseo es no estar totalmente solo en esto. Pero cada vez quedan menos. Hace solo dos años había en China unos 200 activistas, hace uno quizá todavía unos 50. Hoy solo quedan cinco de ellos, incluso los abogados han enmudecido.
Se refiere al pequeño grupo de defensores de los derechos humanos, como el ciego Chen Guangcheng, que llegó a Estados Unidos tras una espectacular fuga. Otros están recluidos en campos, han sido torturados...
Nos dicen que China tiene que convertirse en el número uno del mundo, ser más influyente en el plano cultural, obtener por fin el reconocimiento internacional. ¿Pero de verdad cree el Gobierno que su China es un modelo? Es un país en el que no se permite el pensamiento independiente. Un mundo sin creatividad, un páramo. Así es el mundo que los gobernantes chinos imaginan.
No hace tanto tiempo era usted bastante más optimista. Internet también estaba cambiando China, eso decía.
Me engañé totalmente. Sí, hay muchas personas aquí que sueñan con la libertad, A veces se dirigen a mí por la calle y me dicen que me apoyan. Pero China es demasiado grande. Muchos no conocen el sueño de la libertad y nunca les permitirán que lo sueñen. Por eso hay que desactivarme. Nada de mí debe llegar al resto del país. Nadie debe saber que yo existo. Así que no existo. XL Tampoco puede mostrar su arte aquí. A.W, Ni siquiera está permitido realizar críticas sobre mi obra. Para mí es como si volviéramos lenta pero inexorablemente hacia atrás, hacia el pasado. A una época en la que a las personas simplemente se las olvidaba.
Su padre, Ai Qing, fue uno de los poetas más famosos de China, enormemente respetado, amigo del líder del Partido. Pero luego fue condenado por disidente.
En 1957, el año de mi nacimiento, mi padre fue primero sancionado y luego exiliado a la provincia de Xinjiang, en el noroeste del país, en el desierto del Gobi. Y con él su familia, todos nosotros. Tuve que ayudarlo a quemar sus libros.
En el exilio pasó usted su infancia y juventud...
Íbamos vestidos con harapos, nuestra vida se vio reducida al mayor de los primitivismos. Vivimos durante años en un agujero en el suelo. Era un foso cubierto con barro y ramas, más tarde lo usaron como pocilga. Aquel agujero en el suelo era nuestro hogar, nos daba cobijo. Había que encender cerillas para iluminarse. Y cuando se acababan las cerillas, vivíamos en la oscuridad. Ninguno de nuestros amigos y conocidos sabían dónde estaba mi padre. Se pensaban que había muerto hacía tiempo. Veinte años más tarde volvió a aparecer, regresó a la vida, y la gente se quedó muy sorprendida. Así me siento ahora yo a veces. Como si volviese al desierto, al agujero en el suelo. Desapareces y nadie pregunta dónde estás. Es una sensación que me resulta familiar.
¿Cómo hace año y medio, cuando fue detenido en el aeropuerto de Pekín y desapareció?
Me acusaron de subversión, de ataque a la autoridad del Estado. Dos policías militares me acompañaban en todo momento. Me dijeron que mi vida sería así durante los siguientes 10 o 15 años. No me explicaron por qué me dejaron luego en libertad. Pero pueden detenerme de nuevo, y esta vez no me dejarán salir.
¿Sufre alguna secuela del arresto?
Mi memoria ya no es tan buena como antes. A menudo olvido cosas. Es realmente duro. He llegado a un punto en el que tengo que meditar cuidadosamente a qué cosas tengo que renunciar y a cuáles no debo hacerlo. Tengo que preguntarme hasta dónde quiero llegar con todo esto.
¿Y hasta dónde quiere llegar?
Es como un acuerdo al que llegas contigo mismo. No dejo de preguntarme qué responsabilidad tengo en mi condición de ser humano con dignidad.
¿Su popularidad en Occidente le brinda cierta protección?
 No me hace más fuerte. Esta lucha no se puede ganar. Soy como un pequeño fuego encendido. Arde, pero puede apagarse en cualquier momento. Puedo apagarme en cualquier momento. En cualquier momento...
Tiene un hijo pequeño; se llama Ai Lao, que significa 'venerable Ai'.
Tiene tres años y nueve meses. Cuando me detuvieron, tenía año y medio, era muy pequeño. En la cárcel me dijeron que solo lo volvería a ver cuando ya fuera un adolescente. Y que ya no se acordaría de su padre. Fue la carga más pesada para mí. Me reprochaba constantemente haber cometido un gravísimo error. Pero ¿cómo puedo explicarle a mi hijo que tengo que hacer lo que hago?
Su padre, señor Ai, fue declarado «enemigo del pueblo» y usted pasó por ello una infancia llena de humillaciones. ¿Estaba furioso con su padre?
No. Puede que no fuera un buen padre, pero era un hombre con dignidad. Tuvo que pasar cinco años limpiando los aseos públicos de un pueblo todos los días. Vivía constantemente acosado y maltratado. Una vez volvió a casa totalmente cubierto de negro, le habían volcado tinta sobre la cabeza. La tinta tardó meses en irse, no teníamos jabón. Intentó suicidarse muchas veces, sin éxito.
Usted escribió: «Éramos muy jóvenes y cargábamos el peso de toda la condena».
Cuando estuve en prisión, temí que aquello volviera a repetirse, solo que conmigo en el lugar de con mi padre. Que mi hijo se distanciara de mí. No me gustaría que eso pasara, no quiero fracasar como padre. Pero al mismo tiempo no tengo elección. Pienso que tengo que soportar el peso de esa responsabilidad porque los demás no tienen esperanzas. Que quizá para eso he venido al mundo.
Tuvo usted que pagar 1,9 millones de euros por supuestos delitos fiscales. Su protesta fue desestimada y el Estado se quedó con el dinero.
Hasta ahora no hemos podido acceder a las supuestas actas del proceso. Dos de los cuatro empleados de mi oficina fueron arrestados. Eso fue hace más de un año. Todavía no sabemos dónele están. Siguen desaparecidos.
Muchas personas lo ayudaron a pagar esa supuesta deuda fiscal. Algunos lanzaban por encima de los muros de su casa aviones de papel con billetes dentro.
Sí. Un total de 29.434 personas donaron dinero. Fue muy conmovedor. Algunos solo dieron un par de céntimos. Hace poco empezamos a devolver los donativos, las deudas eran nuestras. Intentamos informar de ello a través de Internet. Vino la Policía secreta. «Weiwei, no dé problemas», dijeron, me aconsejaron que mejor devolviera el dinero en secreto. Les dije que no podía. Entonces prohibieron la devolución.
¿Tiene permitido viajar?
Han confiscado mi pasaporte. Pero me hicieron una propuesta: si por enfermedad tuviese que presentar una solicitud para recibir tratamiento médico, entonces sí que quizá me podrían permitir viajar al extranjero. Lo que quieren es que suplique clemencia. Pero no entro en su juego. Aunque a veces me pregunto si habría una situación que sí me hiciera abandonar mi país.
¿Cuál podría ser?
Creo que me pueden quitar todo, el dinero, la casa. Sería una persona pobre, pasaría frío y penalidades, pero estaría bien. Lo que sí significaría mi final sería que me quitaran Internet.
Muchos chinos esperan que, con el cambio de Gobierno, empiece una verdadera transformación.
No tiene más que mirar las fotografías del Congreso del Partido. Esos rostros inexpresivos, parecía más bien un proceso judicial. Pocos días antes tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Allí se podía ver entusiasmo y decepción en los rostros de la gente, sonrisas y lágrimas. En China no podemos ni estar tristes. Aquí todo es de mentira.
Sin embargo, cientos de millones de personas utilizan hoy Weibo, el Twitter chino. Y allí ejercen la crítica.
Sí, en la Red protestan cada día, cada segundo. Mientras, el sistema educativo sigue intentando convertir a los jóvenes en herramientas al servicio de la gran maquinaria de la economía. Pero eso ya no funciona. Ni siquiera el Gobierno puede ignorar este hecho. Pero, desgraciadamente, creo que en China es casi imposible realizar reformas de verdad.






Y para nuestra suerte, Alison Klayman, ha realizado un documental sobre la vida de Weiwei titulado AI WEIWEI NEVER SORRY, que puede descargarse desde The Pirate Bay




viernes, 7 de diciembre de 2012

ENDESA PAVILION - IAAC

El Pabellón ENDESA es un prototipo solar autosuficiente, instalado en el muelle de la Marina, dentro del marco del Congreso Internacional Smart City BCN. Durante un periodo de un año funcionará como centro de monitorización y pruebas de proyectos relativos a la gestión inteligente de la energía.

Las fotos y el texto son de la pagina Plataforma arquitectura. Las mismas fotos y planos están también en esta página de Archdaily








jueves, 6 de diciembre de 2012

ÓSCAR NIEMEYER

Ayer 5 de diciembre murió Óscar Niemeyer (1917-2012), uno de los mejores arquitectos del siglo XX. 
El País y The Guardian dedican una pagina con varias entradas en homenaje, estos son los enlaces: El País y The Guardian


jueves, 30 de agosto de 2012

ECOCIUDADES

Hoy en El país aparece un interesante reportaje de mi querida Anatxu Zabalbeascoa sobre las Ecociudades. Aquí.


La batalla verde se juega en la ciudad

ANATXU ZABALBEASCOA 30 AGO 2012


Si el siglo XX vio cómo los países competían por la hegemonía mundial, parece que el siglo XXI colocará a las ciudades a la cabeza de esa lucha. Que el futuro del planeta se ganará, o se perderá, en las urbes es algo que los urbanistas llevan años advirtiendo. Se espera que, para 2050, 8 de cada 20 personas vivan en una metrópolis, pero antes, ya en la próxima década, en China —el país de mayor peso demográfico— la población aumentará en más de 300 millones, el equivalente a todos los habitantes de Estados Unidos hoy. Así, es lógico que sea precisamente en China donde se decida, en buena parte, el futuro de las ciudades y, por eso, resulta lógico que sea ese país el lugar donde mayor cantidad de ciudades construidas con criterios sostenibles se estén planificando e incluso construyendo. Esto último es fundamental: el paso de los planos al suelo —o del idealismo a la realidad— es todavía el gran problema de las ecociudades que, ofreciendo respuestas a necesidades urgentes, no dejan de parecer utópicas. El hecho de que se levanten aisladas y de que partan de cero hace desconfiar a muchos urbanistas. La cuestión de la sostenibilidad, o de la supervivencia del planeta, no admite matices. O nos salvamos todos o se hunde el sistema. No hay clases ni privilegios en la lucha contra el deterioro medioambiental. Por eso la mayoría de las ecociudades que se están dibujando y construyendo hoy solo se entienden como ensayos, como urbes piloto o como guetos para millonarios con miedo o mala conciencia.


En medio de ese escenario, Tianjin Eco-city quiere cambiar el panorama. Ha habido estrepitosos fracasos como Dongtan —al norte de Shanghái, ideada para ser inaugurada durante la Expo de 2010—, que se postulaba como la ciudad-solución para el futuro chino y ha visto cómo su promotor, el líder del partido comunista de la ciudad, Chen Liangyu, terminaba encarcelado por fraude. Pero en Tianjin, a 150 kilómetros de Pekín, están yendo más despacio. Y son más modestos. Esta primavera llegaron allí los 60 primeros habitantes de la que, cuando alcance 350.000 vecinos en 2020, será la mayor ciudad ecológica del mundo. Y, como es natural, un lugar grande nunca puede ser un gueto. A 45 kilómetros de la actual Tianjin, los pioneros de la futura urbe llevan una dosis de realidad a una fórmula que ha fracasado ya demasiadas veces por resistirse a pasar de las ideas a los hechos. En Tianjin Eco-city habrá mezcla de personas y pisos de varios tipos, tamaños y precios, pero en una cosa será igualitaria: todos sus habitantes tendrán que aprender a administrarse. El 60% de los desechos deberá ser reciclable y la recogida de basura será siempre selectiva. Habrá disponibles 120 litros de agua al día por habitante. Ni uno más. La lluvia se recogerá y se reciclará para riego o aguas grises —para lavado y aseo—, se fomentará la vida de barrio —con colegios y hospitales en todos los vecindarios— y el transporte rodado quedará reducido un 90% respecto a una ciudad de ese tamaño.
La idea es ser realista y crear lugares habitables en vez de utópicos escenarios de una perfección que además, por definición, también es insostenible. Así, el principal valor de Eco Tianjin es ese: la normalidad de la propuesta no la hace parecer ciencia ficción. ¿Su mayor contribución? Quiere ser una ciudad modelo y, por tanto, exportable y repetible. Se ofrece como conejillo de indias en un país, China, que es líder mundial en instalación de acumuladores de energías renovables, pero en el que, con el 70% de los ríos contaminados, los cambios en las políticas medioambientales pasan por transformaciones urbanísticas.
El Gobierno chino y el de Singapur están detrás de las finanzas para levantar esta ciudad. Pero también figuran empresas como General Motors —ensayando medios de transporte no contaminantes y a partir de energías limpias— y la holandesa Philips —a cargo de la iluminación nocturna—, conscientes de que para salvar sus negocios deben hacerlos necesarios, esto es: contribuir con ellos a la sostenibilidad del planeta.
Asia es el terreno abonado para las ecociudades —una escala urbanística que parece tener más fácil partir de cero que reparar—. Por eso, el profesor de Geografía de la Universidad Autónoma de Bellaterra Francesc Muñoz está convencido de que “en China está pasando lo que sucedió en EE UU en los años veinte y treinta: es un lugar de experimentación tan brutal que lo que salga de allí puede tener capacidad de ser un modelo de futuro”. La experiencia europea de los ecobarrios alcanza en China dimensiones brutales. Tal vez por eso, en la pasada Bienal de Arquitectura de Venecia Singapur propuso que el mundo siguiera su modelo. El 0,5% de la superficie mundial bastaría para acoger a los 7.000 millones de habitantes del planeta si las metrópolis fueran tan densas como esta ciudad-Estado, segunda del mundo en densidad —tiene 5,3 millones de habitantes en algo menos de 700 kilómetros cuadrados— tras Mónaco. Allí lo tienen claro: “La ecología, pero también la economía, decidirán las ciudades del futuro”, ha asegurado el ministro de Información, Comunicación y Artes, Lui Tuck Yew. Por eso, su propuesta en la anterior Bienal consistía en la edificación de 1.000 singapures en el mundo (una superficie equivalente a dos veces el tamaño de España). La sostenibilidad no puede ser ni una coartada ni un disfraz. “Es una urgencia y tiene un potencial económico que pasa por la reorganización: en las ciudades compactas el consumo energético está más controlado y las inversiones son mucho más rentables”, aseguró.
Al ser más fácil partir de cero que reparar, las ecociudades del planeta buscan acomodo en los pocos lugares que permanecen vacíos junto a las grandes metrópolis. Estos terrenos son, por definición, territorios con pasados difíciles. Así, se da la paradoja de que son los peores lugares los que se están transformando para convertirse en los mejores. La japonesa Fujisawa se levanta en los antiguos solares de una zona fabril y Treasure Island, en San Francisco, ocupa una isla junto al puente Golden Gate azotada por el viento y cubierta habitualmente por una niebla que los arquitectos Skidmore, Owings y Merrill pensaban vencer combinando planificación urbanística y plantación de árboles.
 “Sin pensar en la gente, sin planificar con los urbanistas, sin cuidar la arquitectura, las ecociudades corren el peligro de convertirse en ecoclichés, la receta más directa para el desastre seguro”, apunta Austin Williams, autor del libro Enemies of progress: the danger of sustainability (Enemigos del progreso: el problema de la sostenibilidad). Este arquitecto británico, director del proyecto Future Cities advierte que, “sin inversores, los chinos prefirieron correr recurriendo a la construcción tradicional”. Pero antes de criticar, Williams recomienda recordar lo que sucedió en Europa: “Hubiera sido mucho más lógico enterrar el tendido eléctrico, pero ahí está, atravesando los campos del mundo desde 1926 porque también nosotros quisimos ir más rápido”. También el profesor Muñoz, que dirige el Observatorio de la Urbanización, se pregunta por la gente: “Tenemos conocimiento y tecnología para controlar la eficiencia energética de las ecoaldeas, pero nos falta plantearnos si la sociedad sostenible va a ser más justa o no”.
Fracasos como Dongtan, o como Huangbaiyu —que el gurú del cradle to cradle, o diseño capaz de evitar el impacto ecológico, William McDonough, abandonó cuando las autoridades chinas decidieron recurrir a la construcción rápida para rentabilizar la inversión—. O irrealidades como Masdar en Abu Dhabi —donde no se pueden permitir vivir los obreros que la construyen— convierten Tianjin en verosímil. De momento, lo que la hace posible es, precisamente, que no es perfecta. Pero, como sucede con los avances tecnológicos, “es fundamental comprobar si las ecociudades son, o no, un nicho de mercado. Cuando eso suceda, las empresas y las grandes economías apostarán por ellas”, advierte Francesc Muñoz. Solo entonces podrán convertirse en modelos de ciudad a imitar. Con todo, la llegada de los primeros habitantes a una Tianjin en construcción añade humanidad al proyecto. Uno aprende a cuidar lo que ayuda a construir. Esa es la idea. Evitar los escenarios y conseguir que Tianjin sea, como cualquier ciudad, un imperfecto y cambiante lugar de encuentro y mezcla para una población heterogénea con ganas de contribuir a salvar el lugar en donde vive.

Ecociudades

miércoles, 25 de julio de 2012

W RESIDENCE - PARADOX STUDIO

Una de las mejores casas que he visto en estos meses. Lo mejor: la biblioteca. La web del estudio aquí. Un texto en la revista Dwell y las fotos son de esta página.


















martes, 3 de julio de 2012

EL APARTAMENTO DE ELSA SCHIAPARELLI

Hoy publica Eugenia de la Torriente en su blog una entrada sobre el apartamento de Elsa Schiaparelli, solo que no es el original donde ella vivía, sino "mas un homenaje que una recreación fiel. Una pintura de Dalí convive con objetos de Giacometti o con una estantería en forma de langosta diseñada para la ocasión por Vincent Darré. "No queríamos abrir un museo, sino crear un lugar que evocara su espíritu, su relación con el arte y su originalidad", decía Khelfa". El enlace aquí. Las fotos son de WWD.





sábado, 30 de junio de 2012

COPY-PASTE DE FAROLAS

A la arquitecta Beth Galí le han copiado en Qatar (lo escribo así porque me da la gana) un modelo de farola que ha sido fabricado en China, y como todo lo que viene de China, es de muy mala y baja calidad. Haber tirado chinchetas y clavos en el pavimento hubiese sido mas seguro que colocar esas farolas baratujas compradas en El Corte Chino. La noticia la he visto en El País, aquí y aquíLas fotos son de Santa & Cole que he encontrado aquí.






La arquitecta Beth Galí demanda a Catar por plagiar su farola Latina y ordenar su fabricación a una firma china
JESÚS GARCÍA Barcelona 29 JUN 2012 - 21:03 CET1

Que te roben una idea es un fastidio. Que lo hagan mediante engaño, después de haberte apeado de un concurso público, es aún más indignante. Y que, además, la copia sea una chapuza y te haga perder dinero y prestigio es ya el acabose. Esa es la situación que dice haber sufrido la arquitecta catalana Beth Galí, que ayer presentó una demanda en los juzgados de Barcelona contra el presunto plagiador: el emirato de Catar, que ha instalado un millar de farolas diseñadas por Galí en la principal avenida de la capital, Doha.

“No puede ser que Asia se dedique a copiar lo que Europa ha pensado y diseñado. ¿Qué nos quedará si nos quitan la creación, el talento, el pensamiento?”, se preguntó Galí, irritada porque las copias ilegales de su farola Latina —de 16 metros de altura y presente en ciudades como Barcelona, Rotterdam o Hamburgo— alumbren 10 kilómetros de la avenida de Al Waab. “Es un plagio a escala planetaria”, dijo.

Los defectos de diseño y fabricación de la farola catarí han provocado problemas graves. Algunas están mal ubicadas y deslumbran a los conductores. Otras están hechas con materiales de mala calidad, por lo que se oxidan y se debilitan. Y algo peor: hay focos que se han caído y han llegado a causar accidentes mortales. Los siniestros han mermado el prestigio internacional de Galí. “Si me hubiese copiado un maestro, aún estaría contenta. Pero esto es una salvajada”. También han dañado el patrimonio de la empresa catalana que tiene la patente, Santa&Cole, que ha dejado de recibir encargos, por ejemplo, para los Juegos Olímpicos de Londres, según su presidente, Javier Nieto.

En 2005, la empresa ganó un concurso para instalar las farolas en Doha. Pero después de entregar los planos definitivos, la empresa pública Ashghal le comunicó que el proyecto ya no era de su interés. El Gobierno se apropió de la idea y encargó la fabricación de 1.000 unidades a una empresa china que, por supuesto, ofrecía mejores precios. Pero los accidentes obligaron a Ashghal a ponerse en contacto con la empresa catalana, que descubrió así el fraude.

Desde entonces, y pese a la mediación de las autoridades españolas y hasta de la ONU, Catar se ha negado a llegar a un acuerdo amistoso. Galí se ha cansado. “Es hora de decir basta, no podemos tolerar estas situaciones”, dijo. En su demanda, la arquitecta reclama una indemnización de 100.000 euros por daños morales y que sean retiradas y destruidas las 1.000 farolas de Doha.

El Barcelona Centre de Disseny apoya a Galí en su lucha y cree que el atentado a la propiedad intelectual “daña la imagen de Barcelona”. Su presidente, Pau Herrera, pidió “protección” para el diseño y la innovación.




La arquitecta española Beth Galí demanda a Qatar por plagiarle unas farolas
     
Beth Galí advirtio la importancia de que las empresas europeas se movilicen para defender su talento creativo de las copias. Tras seis años de litigios con las autoridades qataríes, Beth Galí ha decidido recurrir a los tribunales españoles

BARCELONA, ESPAÑA(29/JUN/2012).- La arquitecta española Beth Galí interpuso hoy una demanda contra el estado de Qatar por plagiarle unas farolas en una avenida principal de Doha, lo que ha provocado pérdidas millonarias a la empresa que las ha patentado.

En declaraciones a los periodistas a las puertas de la Ciudad de la Justicia de Barcelona, donde presentó la demanda en un juzgado mercantil por un atentado contra la propiedad intelectual, Galí denunció la "salvajada" que supone este plagio de su farola "Latina" y advirtió de la importancia de que las empresas europeas se movilicen para defender su talento creativo ante las copias.

Javier Nieto, el presidente de la empresa española Santa&Cole, que tiene la patente de las farolas, denunció que el plagio ha supuesto pérdidas calculadas en decenas de millones de euros, ya que la mala calidad de la copia -que incluso ha causado accidentes mortales al caerse algunos focos- les ha hecho perder prestigio y algunos encargos de cara a los Juegos Olímpicos de Londres.

Santa&Cole ganó en 2005 el concurso público para instalar más de mil farolas diseñadas por la catalana Beth Galí en casi diez kilómetros de la avenida Al Waab Street de Doha, aunque, tras entregar los planos definitivos, la empresa pública qatarí Ashghal les comunicó que ya no estaban interesados en el proyecto.

No obstante, poco después descubrieron que una empresa china había plagiado su proyecto y llenó la avenida de "malas copias" del modelo de Beth Galí, que alumbra en determinadas zonas de ciudades como Barcelona, Bilbao, Hamburgo y Rotterdam.

Tras seis años de litigios con las autoridades qataríes, Santa&Cole y Beth Galí han decidido finalmente recurrir a los tribunales españoles porque incluso las autoridades qataríes han rechazado la intermediación de Naciones Unidas.


ACTUALIZACION

The Huffington post tiene mas información sobre este asunto y la foto de la copia, aquí.


La arquitecta calatana Beth Galí denuncia el plagio en Qatar de su diseño de farolas
El HuffPost / Efe  |  Publicado: 29/06/2012 14:44 Actualizado: 29/06/2012 14:50


La copia es la de la izquierda. La otra es una de las farolas -con un coste unitario de entre 10.000 y 12.000 euros- que están expuestas en varias ciudades europeas, entre ellas Barcelona.

Galí ha presentado este viernes una demanda en la Ciudad de la Justicia de Barcelona contra el estado de Qatar por daños morales por haber falsificado la farola Latina, tras seis años de intentos por llegar a un acuerdo amistoso y después de que el gobierno qatarí se haya negado al arbitraje de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

En abril de 2005, la empresa pública de Qatar Ashghal solicitó a Santa & Cole -la empresa que produce y comercializa la farola de Galí- un proyecto completo de iluminación para la avenida Al Waab Street de Doha con motivo de los XV Juegos Asiáticos y, tras la elección de la farola Latina por parte de las autoridades qataríes y la presentación de varios proyectos con maquetas y especificaciones técnicas, en 2006 Qatar encargó la fabricación de cerca de 1.000 copias de la farola a una empresa local que fabrica en China.

Galí ha lamentado que en Asia se producen un gran número de falsificaciones de diseños y de productos pensados en Europa, y ha afirmado que "ha llegado el momento de decir basta a estas salvajadas de plagios".


El presidente de Santa & Cole, Javier Nieto Santa, ha afirmado que este plagio se puede cuantificar en varias decenas de millones de euros, aunque no lo ha concretado, y ha asegurado que ha supuesto también que la empresa haya perdido concursos públicos de proyectos para los Juegos Olímpicos de Londres debido a la mala reputación que ha generado la falsificación de Doha.

Se ha perjudicado gravemente la imagen de la obra, la imagen de la autora y la imagen del fabricante", ha lamentado Nieto, que ha explicado que se enteraron del plagio porque la empresa pública qatarí se puso en contacto con la compañía catalana porque muchas de las farolas estaban en mal estado y habían producido accidentes, incluso muertes de ciudadanos al caer debido al viento. Nieto deduce que se trata de un caso de corrupción de algún alto funcionario del gobierno de Qatar, "que se encargó de subcontratar la producción a unas empresas turcas y chinas para cobrar una diferencia".