viernes, 25 de noviembre de 2011

FELIX CANDELA por Octavio Domosti

En la revista digital Jot Down publicaron un buen artículo sobre Félix Candela escrito por Octavio Domosti.

http://www.jotdown.es/2011/11/los-hypars-de-felix-candela-i/
http://www.jotdown.es/2011/11/los-hypars-de-felix-candela-y-ii/



Octavio Domosti también ha escrito en esta misma revista un artículo sobre Santiago Calatrava, sí, ese arquitecto cuyos edificios de costes megaastronómicos que padecen problemas con las lluvias (que la culpa es de la lluvia por caer de esa manera y sin aviso), con los apuntalamientos y recuerdo que hace unos años tuvieron en su estudio problemas con algo relacionado con las licencias de Autocad. Aquí os dejo con un resumen del texto original que no tiene nada de desperdicio. Este Octavio Domosti tiene un buen ojo analítico. 



Desmontando a Calatrava - Cómo acabar de una vez con los arquitectos estrella
Posted by Octavio Domosti
Presuntamente involucrado en algún oscuro cobro de facturas millonarias por realizar una maqueta o adjudicaciones a dedo, Santiago Calatrava está en el ojo del huracán. Independientemente de los procesos judiciales en los que pueda verse envuelto, la obra del arquitecto valenciano es apreciada dentro y fuera de nuestro país y su trayectoria artística goza de la aprobación de la mayor parte de la opinión pública. Pero de la mía no, así que este un buen momento para hacer leña del árbol caído (presuntamente, insisto).
¿Por dónde empezar con un tipo al que le han puesto a bajar de un burro desde Nueva York, con su carísimo e inejecutable proyecto para la estación de la Zona Cero , hasta Jerusalén, pasando por Venecia? Pues por Bilbao, que para eso son así de chulos. La pasarela Zubizuri ha sido durante años duramente criticada por los transeúntes porque el tablero, con un adoquinado de vidrio traslúcido -muy vistoso cuando se ilumina por la noche-, resultaba altamente resbaladizo con la lluvia, dato a tener en cuenta en una ciudad que tiene 180 días de precipitación al año. Ante las numerosas denuncias de sus ciudadanos y a que algunas medidas provisionales para evitar los patinazos no habían funcionado, el Ayuntamiento se ha visto obligado a colocar una especie de alfombra pegada al tablero durante los meses más lluviosos. Así que uno de los mayores reclamos del puente (un etéreo camino de baldosas iluminadas), al garete. De la alfombra y de las indemnizaciones que se han tenido que pagar por las denuncias, huelga decir que Calatrava no ha puesto ni un duro. Pero en cuanto tocaron (conectaron Zubizuri con otra pasarela) a Su Criatura con un puente de Arata Isozaki -autor entre otras obras del Palau Sant Jordi-, El Arquitecto puso el grito en el cielo porque estaban envileciendo Su Obra, que aquello era un ultraje, que cómo podían hacerle eso a Él, que se verían en los tribunales. Y así fue. Contra todo pronóstico, el juez se decantó por el demandante (Calatrava), y el demandado (Ayuntamiento de Bilbao) tuvo que apoquinar 30.000 euros para mitigar los daños morales ocasionados a El Artista con la afrenta. La verdad es que la conexión entre las dos pasarelas me recuerda a una de las memorables penúltimas escenas de Réquiem por un sueño, pero de ahí a presentar una demanda va un trecho. Puede que se diera cuenta de que la situación se le había ido de las manos y, por eso, finalmente, donó los 30.000 € a obras benéficas.

Haciendo aguas
Los 180 días de precipitación anual que comentaba antes no me los he sacado de la manga; proceden del estudio de 57 registros completos (entre 1950 y 2008) de la Estación Meteorológica de Sondika, que hoy en día está ubicada en el Aeropuerto de Loiu -también obra de Calatrava-. Evidentemente, los días de lluvia que va a tener que soportar la cubierta de la terminal de AENA son, exactamente, esos 180 que he comentado. ¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que se debería haber tenido en cuenta que estamos en una zona lluviosa a la hora de diseñar el tejado de La Paloma. Pues nada de eso; que si la terminal dibuja el perfil de un pájaro levantando el vuelo, que si la torre de control tiene forma de cabeza de halcón… todo muy alegórico, sí, pero al final, el edificio tiene goteras. ¿Una metáfora sobre pájaros cagándote en la cabeza?
Una vez más, a arreglar desperfectos de los que Calatrava no quiere saber nada. Por otro lado, siguiendo con los símiles aviares, El Arquitecto fue muy cuco porque, en el contrato que firmó para redactar el proyecto original del aeropuerto, dejó bien claro que Él, y solo Él, sería el encargado de diseñar la ampliación del mismo . Y en eso está. Esperemos que se acuerde de que las salas de espera de la zona de llegadas es mejor que estén en el interior del edificio y no a la intemperie (como sucedía hasta hace bien poco, ya que acaban de remodelar esa zona). Maldita ciudad, ¿es que nunca dejará de llover?
Si en el aeropuerto de Bilbao uno de sus grandes enemigos ha sido el agua, El Artista tenía pensado convertirlo en su máximo aliado en otro trabajo en la misma ciudad: en uno de los primeros anteproyectos firmes para el nuevo estadio San Mamés Barria, Calatrava presentó una propuesta en la que se podrían destacar un par de ideas maestras:
1.Dos grandes arcos sostenían las cubiertas de las gradas. Recordemos que la seña de identidad del actual campo del Athletic de Bilbao es el arco metálico que soporta la cobertura de la tribuna principal. Una solución con gran simbolismo. Bien por Él.
2.El terreno de juego era completamente inundable. Así, como suena: se podría acceder (navegando) desde el Nervión al centro del campo a bordo de La Gabarra, embarcación emblemática en la que el equipo de fútbol vasco se da un paseo por toda la ría para dejarse ver por sus seguidores cuando consiguen algún hito deportivo.
Me imagino que Calatrava, cuando se le ocurrió esta idea, tuvo que sentarse durante cinco minutos, maravillado por su propia audacia. Tampoco es que el equipo bilbaíno se distinga en los últimos tiempos por levantar muchos trofeos, pero edificar un estadio con conexión directa a un caudaloso curso fluvial, con todos los riesgos y costosas obras complementarias que exige (canal, esclusas, compuertas, bombeos…), sólo puede definirse como BILBAINADA: por una vez, no me duelen prendas en reconocer que El Arquitecto se adaptaba al entorno de su obra. Pero, ¿alguien se imagina al apolíneo y fotogénico Fernando Llorente saliendo a jugar equipado con un elegante flotador con forma de patito, por si las moscas? En fin, esta propuesta se quedó por el camino, estando actualmente en ejecución un proyecto más modesto (y situado algo más lejos de la ría, puede que para evitar tentaciones) diseñado por ACXT.
Aunque la mona se vista de seda, píntamela de blanco
Como el color blanco es uno de los rasgos distintivos de Su Obra, se vio con un problema bien gordo cuando tuvo que plantar Su Firma en unas islas de origen volcánico, las Canarias, con todo lo que geológicamente conllevan: piedra predominantemente oscura. Por suerte, en algún momento indeterminado del proyecto del Auditorio de Tenerife alguien fue capaz de quitarle la idea de llevar desde la Península los materiales adecuados para fabricar un hormigón blanco del gusto de El Artista y ejecutar con éste todo el edificio, por lo que tuvo que conformarse con exigir que se recubriera la mayor parte del edificio con trencadís de ese color. Y eso fue algo innegociable, porque Calatrava no había quedado nada contento con el acabado del Centro Internacional de Ferias y Congresos de Tenerife, situado a apenas medio kilómetro del Auditorio; no es que esté mal, es que, simplemente, no es blanco. Y al ser de hormigón normal –gris-, queda más discreto, más terrenal, más barato y, sobre todo, no da tanto el pego. Pues nada, hubo que recubrir de trencadís blanco gran parte de la obra para que luzca como se merece.
Y ojo -y aquí sí que estuvo al tanto de las goteras-, obligó a que pusieran un pequeño sumidero en la punta del Ala (elemento ornamental) para que recogiera toda el agua de lluvia y se bombease hacia atrás porque, al parecer, el goteo podría afear Su creación. Amazing. Ni quise preguntar cuánto costó en euros y esfuerzo meter ese caprichito. Por otra parte, se dice que con lo de cumplir la normativa de seguridad El Artista se mostró más laxo: total, si eso no se ve…
Más caro, muy polémico y, además, inestable
Si tuviera que elegir una sola obra para defender mi postura y que represente los aspectos más recurrentes y discutibles en la trayectoria de El Arquitecto, escogería sin dudar el Puente de la Constitución de Venecia: ha costado unas cuatro veces más que lo presupuestado , la estructura presenta problemas de estabilidad y, por si fuera poco, Calatrava ha acabado riñendo con asociaciones de minusválidos físicos, de los que dijo que, si no podían pasar por su puente porque las pendientes son excesivas, que se cogieran un barco para cruzar el Gran Canal y dejasen de joder la marrana. Este hombre es una fuerza de la naturaleza. El sobrecoste excesivo y los problemas estructurales no son noticia en los diseños de El Artista. De hecho, fantaseo en secreto con que un día, al abrir la prensa, el titular sea: “Inaugurado un puente de Calatrava que NO ha costado un riñón”.
En cuanto a los problemas de estabilidad (…) podríamos analizar el Puente del Alamillo de Sevilla, por ejemplo. Para los que quieran que les adelante un ejemplo gráfico de lo que estructuralmente supone el comportamiento de este puente, lo resumiré en lo que acertadamente escuché una vez: es como si te quisieras levantar del suelo tirándote a ti mismo del pelo. Por eso, no es de extrañar que las malas lenguas comenten que, para compensar los esfuerzos del fálico viaducto, existe una cantidad infame de hormigón bajo tierra. Un hecho objetivo es que el pilono del Alamillo es el punto más alto de la ciudad, por encima de La Giralda, lo que armó un gran revuelo en las intelectuales tertulias de los bares más grasientos de la capital hispalense. Eso fue en los albores del 92. Se puede decir que tal vez era joven y necesitaba el dinero, que era una forma de destacar, que aquellos años fueron el despiporre. Pero es que, en el 2005, acabó el edificio Turning Torso, en Mälmo, el más alto de la ciudad (y el más costoso de toda Suecia) y, a finales del 2008, se inauguró el Puente Assut de l’Or, en Valencia, que ¡también! es la construcción más alta de la ciudad.
En Oviedo tenía proyectados no uno, sino tres edificios de 133 metros que serían los más altos de todo Asturias. Finalmente, parece que no verán la luz porque la UNESCO amenazó con retirar la ciudad de su lista de Patrimonio Mundial ya que consideraba “incompatibles” esos mamotretos con diversos monumentos ovetenses incluidos en dicho listado de Patrimonio . Y eso que el Ayuntamiento puso de su parte redactando una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana; una fruslería para pasar de las 7 alturas que se permitían en esa parcela a las 39 que proponía el proyecto de El Arquitecto. Bonito triple mortal sin red.
Pero la lista es larga: la torre del Centro de Convenciones de Castellón, los 610 metros de altura del Chicago Spire… Sorprendido por esta sucesión de casualidades (llega Calatrava a una ciudad y rompe el techo), se lo comenté a un amigo que lleva cuatro años estudiando primero de Psicoanálisis –es un fiera, el tío- y, tras una confusa teoría garrapateada en una servilleta, concluyó que Calatrava es un claro ejemplo de individuo con problemas emocionales derivados del tamaño de su ego.
He dicho ego.
El Puente Light Rail Train de Jerusalén no alcanza la cota más alta de la ciudad y, aunque 118 metros de erecto pirulo metálico en un enclave milenario tampoco es que pasen desapercibidos, más controversia ha creado el diseño en sí. Hay gente que pone de su parte y se esfuerza en ver un arpa o un corazón, lo que hace que a Calatrava se le llene la boca y manifieste: “es bonito cuando el puente habla a la gente y le sugiere imágenes”.
Los políticos, gente hecha con otra pasta (la nuestra)
Sé que esta proclama no va a servir de nada más que para enervarme, porque seguirán existiendo alcaldes o presidentes autonómicos que se dejarán llevar por los aires de grandeza que (aún) da tener en nuestras sus ciudades o comunidades “un calatrava”. Más o menos, esa fue la justificación –“decidimos adquirir un calatrava”- que ha dado Jaume Matas cuando ha salido a la luz que El Arquitecto le facturó un millón doscientos mil euros (1.200.000) por ¡una maqueta!
Un dato final: la desviación presupuestaria de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, desvelada por la oposición este verano, asciende a 587 millones de euros, lo que daría para pagar la controvertida pensión vitalicia de los expresidentes Felipe González y José María Aznar durante, día arriba, día abajo, más de TRES MIL SEISCIENTOS AÑOS (¡¡3.600!!). Como respuesta a las preguntas sobre qué cuerpo se le queda a uno cuando sabe que está palmando esa pasta, Francisco Camps cogió aire y proclamó: “Todo el planeta reconoce la grandeza de Calatrava y el fracaso de Zapatero“ . Y se quedó tan ancho.
Por cierto, otra casualidad: Calatrava parece que dejó caer el nombre de Camps para presionar y así poder cobrar alguna factura que le retenían en la Sociedad Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana.

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